Como venimos comentando, la creciente relevancia del mercado senior en la economía global nos lleva a la urgente necesidad de abordar el marketing dirigido a las personas mayores de una manera más inclusiva y respetuosa, enfática y centrada.

Tradicionalmente, los segmentos de mayor edad han sido objeto de discriminación por edad, juvenilización absurda y paternalismo condescendiente en las estrategias de marketing, lo que no sólo subestima su capacidad como consumidores (un 15% más que el resto de segmentos), sino que también desaprovecha importantes oportunidades. de mercado y connotación, conexión y compromiso con amplias masas de consumidores conscientes, con más posibilidades, con tiempo y ganas de vivir.

La discriminación por edad, definida como discriminación basada en la edad, ha sido una constante en la forma en que se comercializan los productos y servicios para las personas mayores. Esta perspectiva conduce a una representación inexacta, casi siempre absurda, de las personas mayores, retratándolas a menudo como desconectadas de la tecnología y resistentes al cambio. Preocupado por cosas sencillas y poco centrado y consciente de la realidad.

Esta narrativa no sólo es inexacta, sino que también ignora la creciente familiaridad y habilidad de las personas mayores con la tecnología y la experiencia digital del cliente. La brecha digital está en los 75 años y cada vez hay personas más mayores familiarizadas con los smartphones, internet y el comercio electrónico.

La absurda juvenilización es otro elemento ridículo. Surge cuando las marcas intentan hacer que sus productos o servicios parezcan “jóvenes” y “modernos” para atraer a personas mayores, representadas como absurdamente jóvenes (señores octogenarios tatuados, patinadores y con el pelo largo y gris, por ejemplo), sin reconocer la diversidad de intereses y estilos de vida dentro de este grupo demográfico donde brilla un rasgo: la normalidad. Este enfoque pasa por alto que las personas mayores buscan productos que respeten su experiencia y satisfagan sus necesidades únicas, no necesariamente productos que los hagan sentir lo que no son: jóvenes.

El paternalismo condescendiente es otro error común en el marketing dirigido a las personas mayores. Este enfoque trata a las personas mayores como si fueran incapaces de tomar decisiones informadas y necesitaran ser guiadas en todo momento por sus hijos o nietos. Contrariamente a esta percepción, las personas mayores tienen una vasta experiencia en la toma de decisiones y el consumo, y quieren ser reconocidas como consumidores sofisticados y competentes.

Para superar estos desafíos, las marcas deben adoptar un enfoque de marketing más inclusivo y respetuoso durante el próximo año:

  • Reconocimiento y Respeto: Es fundamental reconocer la diversidad y riqueza de experiencias que las personas mayores aportan y necesitan, representándolas de forma auténtica y respetuosa en las campañas de marketing: no existe un mercado senior. Hay submercados que abarcan edad, ingresos, digitalización y estilo de vida.
  • Personalización y relevancia: Las estrategias de marketing deben personalizarse para reflejar los variados intereses y estilos de vida de las personas mayores.
  • Comunicación bidireccional: Invite a las personas mayores a participar en el desarrollo de productos y estrategias de marketing para proporcionar información valiosa. Está bien innovar en productos para personas mayores, pero sin personas mayores.
  • Tecnología con empatía: Incorporar la tecnología de forma que respete las capacidades y preferencias de las personas mayores, considerando nuevamente sus intereses y opiniones.
  • Evite los estereotipos: Es fundamental abstenerse de utilizar estereotipos relacionados con la edad en el marketing.

Al afrontar estos desafíos con sensibilidad, creatividad y respeto, las empresas podrán abrirse a un mercado dinámico y en crecimiento. El marketing dirigido a las personas mayores no es sólo una cuestión de negocio, sino también de reconocer y valorar la dignidad y diversidad de este segmento de la población, por lo tanto una cuestión de ética y moral. Con un enfoque equilibrado y respetuoso, las empresas construirán relaciones significativas y duraderas con los consumidores mayores, creando una experiencia de cliente que sea verdaderamente inclusiva y enriquecedora para todos.

El futuro está en las personas con pasado.

Con información de Digiday

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